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📝 Un cuento basado en un accidente ajeno: 'Piedra, papel o tijeras'

 «Piedra, papel o tijeras» Gabriel Castillo Suescún  © Este cuento pertenece al libro «Relatos de una mente desencuadernada».      En una no...

miércoles, 16 de febrero de 2022

¿Cómo sortear la frustración? 🎬 Reseña: «Frances Ha» (2012), de Noah Baumbach.

¿Frustración? Vi esta película cuando la frustración me sobrepasaba (y a ratos aún lo hace). En consecuencia, agradezco haberla visto en este momento. No pude dejar de pensar en que tantos ámbitos de la vida se agolpan sobre uno, para recordarle que la dedicación, el esfuerzo y las buenas intenciones no son suficientes.



Dando inicio a la trama, nos dispensan una serie de planos cortísimos que nos contextualizan la vida sencilla de dos amigas cuya química es incomparable; sostienen una amistad repleta de complicidad y mutuo entendimiento. No obstante, a medida que la trama avanza, la distancia gana terreno entre ambas. Sophie se involucra en una relación que, para Frances, no tiene futuro. Es simplemente otra más, nada trascendente. Pero las circunstancias le hacen ver lo equivocada que está.

Así, entre la falta que le hace su mejor amiga (e incluso discusiones fuertes cuando se reencuentran en algún sitio), las dificultades económicas (sus ingresos cada vez más reducidos) y los obstáculos frente a lo que quiere dedicarse (la danza), Frances se convierte en una suerte de nómada obligada, que requiere hallar un lugar donde vivir temporalmente, mientras intenta resolver las dificultades que la aquejan.

Durante el segundo acto de la trama, acercándose al clímax, se hace notoria la incomodidad de la protagonista. De hecho, hay diálogos que parecen anodinos, pero dan cuenta de la sensación de no encajar en determinado sitio, con personas muy disímiles a su forma de ser. Ni siquiera viajar resuelve, ni alivia un poco, aquello que la inquieta. Podría decirse que conocer París fue contraproducente, dado el momento por el que pasa. Sin embargo, ella comienza a aceptar su situación actual y actúa en consecuencia.

martes, 15 de febrero de 2022

🎥 Reseña: 'Lunana: Un yak en el aula de clases'.

He notado que no se habla mucho de esta película, que por cierto está nominada al Oscar en la categoría de Mejor Película Internacional, en las redes sociales. De manera que intentaré darle algo de visibilidad.



Si bien la fotografía de esta película es hermosa, especialmente en cuanto a paisajes se refiere, no es osada, sino más bien un tanto convencional. Aunque eso nunca es algo malo per se. La cámara se sitúa en primeros planos cuando se requiere enfatizar en las emociones que el personaje exterioriza y en planos más abiertos cuando se necesita contextualizar. Eso sí, cada encuadre es una delicia, desde mi punto de vista. La narración lleva un ritmo lento y gran parte de la exposición se da a través de diálogos: qué desea y qué no quiere el personaje, en qué condiciones vive y a qué condiciones se enfrentará, entre otros aspectos que se evidencian por medio de conversaciones. Aun así, en ningún momento se me hizo aburrida.

La trama tampoco es demasiado innovadora, ni en su fondo ni en su forma. Sin embargo, se desarrolla en un contexto sociocultural poco conocido para el mundo: un pueblo de Bután al que los avances tecnológicos no han alcanzado (ni siquiera hay luz eléctrica, más allá de intermitentes y cortos momentos que proporciona la energía solar de un sistema deficiente). Ugyen, un joven de la ciudad, es el protagonista. Es profesor, pero no está muy a gusto con su oficio. Tiene como meta, a mediano plazo, migrar y ser cantante en Australia, un país que ofrece más oportunidades para ello. No obstante, sus planes se verán postergados debido a que el gobierno lo traslada para impartir clases en Lunana, el pueblo mencionado. No exentos de haber absorbido algunos aspectos del mundo contemporáneo (saber algunas palabras en inglés, usar envases de gaseosa como recipientes o tener tomacorrientes), las personas de Lunana conservan intactas sus costumbres y no se desviven por lo que sucede más allá de sus fronteras, pese al estado precario de la única escuela que hay y la esporádica escasez alimentaria. En este último aspecto radica gran parte de la importancia de los yaks en la película.

Este filme nos expone la transición de perspectivas frente a las diferentes realidades socioculturales. Cómo un lugar poco poblado y ajeno al dinamismo de las urbes lograr encajar en las querencias de un protagonista que soñaba con comerse el mundo. Cómo el ser humano es capaz de amoldarse a situaciones que antes consideraba aversivas para terminar tomándoles aprecio: una vida pausada, conversaciones fuera de pantallas y teclados, ausencia total de señal móvil, música en vivo sin dispositivos como intermediarios e historias contadas al calor de la hoguera o de un buen plato de comida típica, como en tiempos primitivos. Asimismo, los pobladores de Lunana, especialmente los niños a quienes Ugyen enseña, se acostumbran a la presencia de él, lo acogen, lo hacen parte de ellos. «Debemos respetar a los maestros, porque pueden tocar nuestro futuro», asevera el jefe del pueblo.

lunes, 14 de febrero de 2022

📚 Reseña: «La nada cotidiana», de Zoé Valdés

Haciendo uso de una narración en primera persona, irreverente e impúdica, Patria —o Yocandra, como ella se rebautizó a sí misma—, protagonista de esta corta novela, nos comparte detalles de su vida en la Cuba posterior a la Revolución. Desde su nacimiento, tuvo una estrecha relación con la historia reciente de su país. Su madre aseguraba que cuando estaba a punto de dar a luz, el Che en persona le puso una bandera de Cuba en la barriga. De ahí que su padre le asignara el nombre Patria.




Sin embargo, a medida que transcurre su relato, nos deja entrever su inconformidad e impotencia con las dinámicas sociopolíticas actuales de su tierra. Constantemente, hace referencia a las interrupciones en el servicio de luz, a los canjes para adquirir un producto que de otra forma no podría, al trabajo en el que sus opiniones y posibilidades están limitadas y a la emigración de las personas más allegadas.

No se plantea huir, pero extraña a quienes lo hicieron. Parece sentir la inminencia de un cambio, no en su vida, sino en la de todos su coterráneos. Entretanto, se limita a disfrutar de la compañía de sus amantes, de los libros que puede conseguir y de los paseos casi obligatorios en bicicleta, el único medio de transporte asequible para ella.