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📝 Un cuento basado en un accidente ajeno: 'Piedra, papel o tijeras'

 «Piedra, papel o tijeras» Gabriel Castillo Suescún  © Este cuento pertenece al libro «Relatos de una mente desencuadernada».      En una no...

martes, 21 de septiembre de 2021

📚 Reseña: «Marina», de Carlos Ruiz Zafón.

 ¡Muy buenas tardes, parces! ¿Qué tal va todo? 🍻


Después de la tetralogía «El cementerio de los libros olvidados», la cual comencé en 2014 (cuando desconocía los últimos dos tomos) y terminé en 2019 y «La ciudad de vapor», volví a Zafón. Esta vez con «Marina». ¿De qué va esta novela? Un joven Óscar, cuando se escapa del internado para pasear por la ciudad, conoce a Marina, quien lo lleva a descubrir y querer desentrañar extraños sucesos que parecían ya olvidados, convertidos en nada más que mitos sobre los que casi nadie conocía o hablaba, a excepción de quienes los vivieron de primera mano.


No esperaba menos, la verdad. Amé en demasía esta lectura. En esta novela no faltan la intriga y el misterio, como es habitual en Zafón, ni los personajes con pasados turbios, que a su vez derivan en ideas y conductas excéntricas y más o menos descabelladas; pero que no carecen de cierto sentido o motivación coherente. La narrativa se da de tal forma, que te va llevando de la mano de pistas e informaciones y versiones a medias, hasta que poco a poco vas intuyendo, reconstruyendo y descubriendo la verdad, en la medida que es posible llegar a esta.

▶️ Como también es costumbre, me encontré con descripciones que no hacen de los escenarios y contextos simples paisajes donde se desarrollan situaciones diversas, sino que tienen vida propia, son partícipes de la trama e influyen, en cierta medida, en el ánimo y las acciones de los personajes. Tal como debería ser en casi todas las historias. Hay lugares repletos de recuerdos, de olvido, de calidez, de compunción, de acogida. Y pude verlos con claridad en mi mente.

🎬 Reseña corta: «Cleo, de 5 a 7», de Agnés Varda.

¡Muy buenas noches, parces! 🍻 

A continuación les comparto una corta reseña que escribí sobre la película «Cleo, de 5 a 7» (1962), de Agnés Varda.



Cleo es una cantante incipiente que lleva una vida de ciertos lujos; tiene una habitación grande y ropa costosa, no usa transporte público, se da gustos cuando cada vez que lo desea, es visitada por un pretendiente que les dispensa muy poco tiempo y cuenta con una asistente que se turna entre obedecer y aconsejar.


La trama comienza cuando Cleo manifiesta, en una sesión de lectura del Tarot, su temor a la muerte debido a unos exámenes médicos a los que se sometió y de los que espera el peor resultado. A medida que la historia avanza, se nos muestra un personaje dubitativo, demasiado preocupado por su aspecto física y en exceso supersticioso, que va modificando aspectos rutinarios de su vida a lo largo de dos horas, en la tarde que espera recibir respuestas sobre su salud. Dos horas dentro de la diégesis (de allí el título), ya que la película dura poco más de hora y media. La cámara con frecuencia se detiene en detalles que para Cleo resultan lúgubres y parece pensar que estos presagian su destino. Además, ella se siente observada y desdeñada por rostros desconocidos cada vez que deambula por las calles. En esta película también se apela bastante al recurso del reencuadre con movimiento más o menos sutiles de cámara, según la ocasión, y la mayoría del tiempo la iluminación se da en clave alta, lo cual indica que hay mucho espacio para los aspectos más oscuros, o ambiguos, del entorno en que ella se desenvuelve. Hasta ese momento, solo había espacio para su belleza y su carrera profesional.



Esta película me transmitió la sensación de que una vida de lujos, fama, superficialidad y relaciones vacías no representa un consuelo cuando se siente, de forma infundada o real, que la muerte está más cerca que nunca. El miedo, la incertidumbre y las inseguridades se apoderan de nuestros pensamientos; pero podemos lograr mitigarlos y quizá ver las tribulaciones con nuevos ojos. Del sentir que podemos perder todo se impulsa un cambio paulatino en nuestra cosmovisión y damos paso a vivir cosas que se nos habían o nos habíamos negado.