¡Muy buenas noches, parces! 🍻
A continuación les comparto una corta reseña que escribí sobre la película «Cleo, de 5 a 7» (1962), de Agnés Varda.
Cleo es una cantante incipiente que lleva una vida de ciertos lujos; tiene una habitación grande y ropa costosa, no usa transporte público, se da gustos cuando cada vez que lo desea, es visitada por un pretendiente que les dispensa muy poco tiempo y cuenta con una asistente que se turna entre obedecer y aconsejar.
La trama comienza cuando Cleo manifiesta, en una sesión de lectura del Tarot, su temor a la muerte debido a unos exámenes médicos a los que se sometió y de los que espera el peor resultado. A medida que la historia avanza, se nos muestra un personaje dubitativo, demasiado preocupado por su aspecto física y en exceso supersticioso, que va modificando aspectos rutinarios de su vida a lo largo de dos horas, en la tarde que espera recibir respuestas sobre su salud. Dos horas dentro de la diégesis (de allí el título), ya que la película dura poco más de hora y media. La cámara con frecuencia se detiene en detalles que para Cleo resultan lúgubres y parece pensar que estos presagian su destino. Además, ella se siente observada y desdeñada por rostros desconocidos cada vez que deambula por las calles. En esta película también se apela bastante al recurso del reencuadre con movimiento más o menos sutiles de cámara, según la ocasión, y la mayoría del tiempo la iluminación se da en clave alta, lo cual indica que hay mucho espacio para los aspectos más oscuros, o ambiguos, del entorno en que ella se desenvuelve. Hasta ese momento, solo había espacio para su belleza y su carrera profesional.
Esta película me transmitió la sensación de que una vida de lujos, fama, superficialidad y relaciones vacías no representa un consuelo cuando se siente, de forma infundada o real, que la muerte está más cerca que nunca. El miedo, la incertidumbre y las inseguridades se apoderan de nuestros pensamientos; pero podemos lograr mitigarlos y quizá ver las tribulaciones con nuevos ojos. Del sentir que podemos perder todo se impulsa un cambio paulatino en nuestra cosmovisión y damos paso a vivir cosas que se nos habían o nos habíamos negado.
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