Luto, sequía, escasez, familia, violencia, traición...
Este largometraje está dirigido por Nina Marín y protagonizada por Amelia Álvarez.
La trama se desarrolla en zonas rurales de Valledupar, César, región del Caribe colombiano. Manuela, la protagonista, se enfrenta al duelo de una gran pérdida: Juan, su hijo mayor, a causa de ahogamiento.
Obstinada, la madre de Manuela y abuela de Juan, se niega a que su nieto, con quien pudo compartir muy poco en vida, se marche completamente de este mundo. Así que implementa un ritual de sepultura que ata al alma del joven a la casa y las tierras circundantes.
Mientras Juan se manifiesta de diferentes formas, clamando por la liberación total de su alma, la familia atraviesa por dificultades como la sequía e improductividad de los suelos a causa de la escasez de lluvia, la lucha de Manuela por rehacer su vida, el temor que infunden grupos armados en los derredores y problemas familiares de diversa índole.
El blanco y negro, en esta película, nos remite al luto y dolor de una madre, a la infertilidad de la tierra y de las mujeres que sueñan con ser madres, a la zozobra de saber quién podría ser la próxima víctima.
Aquí nos encontramos con una suerte de Realismo Mágico visual y escenas oníricas, que se yuxtaponen con encuadres dignos del Neorrealismo Italiano. La cinematografía, el sonido, la ambientación y las actuaciones se conjugan para cumplir la función de transmitir la visión de la directora.
➡ Por cierto, se estrenará en Medellín, este sábado 4 de febrero, en Procinal del C.C. Aventura y en la sala del Colombo Americano (toda la info en la tercera imagen del carrusel). ¡Vayan a verla!
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